A veces siento que ser emprendedor es como estar en una montaña rusa emocional.
Subes cuando cierras un buen negocio, bajas cuando un cliente te dice que no... y hay días en los que ni sabes dónde estás.
Pero hay algo que aprendí hace tiempo: controlar tus emociones no es un lujo, es una necesidad. El estrés, la ansiedad, incluso el miedo al fracaso, son parte del juego. Lo importante no es evitarlos, sino aprender a manejarlos.
No me malinterpretes, no siempre he sido bueno en esto. Hubo momentos en los que me quedé sin aire, sintiendo que todo estaba fuera de control (creo que más de uno aquí lo ha sentido🙇).
Emprender es un camino lleno de retos, pero la clave está en gestionar cómo te enfrentas a ellos. No eres un robot; sentir es parte del proceso.
Al final del día, no solo se trata de ganar dinero. Se trata de disfrutar el viaje, aportar valor a la sociedad y, sobre todo, de aprender a ser más fuerte emocionalmente cada día💪.